
Secciones
Servicios
Destacamos
Tras el horror instantáneo de los atentados de Hamás que causaron la muerte de 1.200 israelíes el 7 de octubre de 2023 llegó el ... horror sostenido y creciente de la invasión militar de Gaza. Más de 54.000 muertos y miles de niños a punto de fallecer de hambre en un paisaje en ruinas, triturado una y otra vez por las bombas lanzadas desde Tel Aviv por el Ejecutivo de Benjamín, 'Bibi', Netanyahu, que ha impuesto durante meses un bloqueo a la ayuda humanitaria. Esas imágenes de muerte y hambruna, que varios gobiernos occidentales califican de genocidio, han provocado la reacción internacional: la Unión Europea (17 de sus 27 socios, incluido España) anunció que revisará su acuerdo comercial con Israel, que lleva 25 años en vigor. El Reino Unido lo ha suspendido.
Año y medio después de la matanza perpetrada por Hamás, Netanyahu nota cómo crece la contestación interna en su país y, sobre todo, cómo la presión internacional le aprieta el cuello. Lo fió todo al apoyo de Estados Unidos, especialmente desde que su amigo Donald Trump regresó en enero a la Casa Blanca. Pero hasta ese suelo comienza a resquebrajarse bajo sus pies: el presidente de EE UU busca negocios, no guerras. Ha iniciado contactos con enemigos de Israel, como Irán y los rebeldes hutíes de Yemen, y parece haber elegido como socio prioritario en Oriente Medio a Arabia Saudí y sus petrodólares. Israel está perdiendo incluso la batalla de la opinión pública norteamericana: una encuesta de Gallup realizada en marzo refleja que el apoyo de los estadounidenses al país hebreo es del 46%, el nivel más bajo en 25 años. Y el 33% apoya la causa palestina, el porcentaje más alto.
¿Y si Netanyahu se ha convertido en el problema? Cada vez está más extendida la opinión de que el primer ministro necesita la continuidad del conflicto para agarrarse al poder.
Estados Unidos es su gran aliado. Fue el primer país en reconocer al naciente Estado de Israel. En 1948, el presidente Harry S. Truman, conmovido por los testimonios de los supervivientes del holocausto nazi, se puso del lado judío. Desoyó a la CIA y al departamento de Estado, que le advirtieron sobre un conflicto con países árabes. Acertaron. Hubo guerras. Y EE UU vio que Israel, convertida en una potencia militar, podía ser su mejor baza para influir en Oriente Medio. Pronto, el armamento norteamericano reforzó a las tropas hebreas y Tel Aviv recibió todo el apoyo diplomático de Washington, también en la ONU.
Antes de ser en 1948 el primer presidente de Israel, Chaim Weizmann dejó esta histórica reflexión que recoge el contexto previo al establecimiento del Estado hebreo: «El mundo parecía estar dividido en dos partes: los lugares en los que los judíos no podían vivir y los lugares a los que los judíos no podían entrar». Israel fue su bote salvavidas. EE UU le ha insuflado aire durante décadas.
Esa alianza se ha debilitado. Según la BBC, varios meses ante de los atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023 que desencadenaron la invasión de Gaza, el exgeneral hebreo y jefe del Directorio de Inteligencia Militar, Tamir Hayman, advirtió a su Gobierno sobre la aparición de grietas entre su país y Estados Unidos. El motivo, en parte, era el lento pero constante alejamiento de los judíos estadounidenses del sionismo. La matanza protagonizada por Hamás lo alteró todo. Facilitó argumentos al Ejecutivo de Netanyahu para arrasar la Franja. Le dio la impunidad que ahora empieza a perder.
Trump parecía que iba a sr su mejor sostén, pero con el magnate todo puede cambiar en un chasquido. El presidente estadounidense tiene mentalidad de empresario: los conflictos no le van bien a los negocios. Eso no lo vio venir Netanyahu, que ve en la guerra la mejor manera de seguir en el gobierno. Creía que el líder republicano iba a ser su gran baza y puede ser su verdugo.
Trump va por libre. Presionó para que terminara el bloqueo de la ayuda humanitaria. Ha mediado con Hamás en busca de un alto el fuego. Está negociando con Irán un acuerdo sobre energía nuclear y ha rechazado la propuesta israelí de bombardear las instalaciones atómicas de Teherán. Washington ha llegado ya a un pacto con los rebeldes hutíes de Yemen, que siguen lanzado misiles contra suelo hebreo. Y, para colmo, Trump completó hace unas semanas una gira por Oriente Medio sin pasar por Tel Aviv. Llegó a compromisos comerciales y en cuestiones de infraestructuras nucleares con Arabia Saudí, que parece su nuevo gran socio en la región. Los dos prefieren los negocios a la guerra, que ha sido siempre el hábitat natural de 'Bibi', cada vez más aislado en su campaña de ocupación de la Franja.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.