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De izquierda a derecha, Jesús Miguel Díaz, Jordi Teixidor y Rafael Herrera Guillén, ayer en La Central del Reina Sofía, en Madrid JOSÉ RAMÓN LADRA

Un diálogo (y muchas lecciones) sobre arte y filosofía

El pintor Jordi Teixidor y el filósofo y colaborador de LA VERDAD Rafael Herrera Guillén presentan en Madrid 'Las cenizas del Ángel'

Martes, 10 de junio 2025, 07:27

«El pintor expresa cierta hartazgo hacia la pintura y un amor superior hacia la filosofía, mientras que el filósofo manifiesta cierto hartazgo hacia la filosofía y un amor superior hacia la pintura». Hasta este punto se cruzan las reflexiones en los diálogos que mantuvieron en 2023 el pintor y Premio Nacional de Artes Plásticas en 2014 Jordi Teixidor y el filósofo, profesor de Filosofía en la UNED y colaborador de LA VERDAD Rafael Herrera Guillén, y que se han recogido en el libro 'Las cenizas del Ángel. Un diálogo sobre arte y filosofía' (Tecnos). Un diálogo y un buen puñado de imapagables lecciones de dos mentes brillantes, sobre todo en sus respectivos campos de actuación, aunque ambos anhelen los conocimiento de su interlocutor.

Teixidor y Herrera presentaron ayer en Madrid, en La Central del Reina Sofía y con la moderación del también profesor de Filosofía de la UNED Jesús Miguel Díaz, esta fotografía literaria, plasmada en tinta y papel, de esas conversaciones mantenidas entre los dos amigos con motivo de la grabación de un programa para La2 de Televisión Española sobre arte y pensamiento. El objetivo de la presentación del libro era, principalmente, «divertirse», resumía Herrera Guillén a LA VERDAD poco antes del acto. «Divertirse» es una de las cosas «más importantes de la vida». Palabra de profesor de Filosofía.

El material que produjo aquella grabación fue de tal calidad intelectual que finalmente se emitieron dos programas: 'Jordi Teixidor, la partida sin final de la pintura I y II'. La conexión dialéctica que surgió entre Teixidor y Herrera traspasó las pantallas y quedó recogida en este libro en el que se aborda el amor al silencio, el misticismo, el estado del arte y su encrucijada ante las nuevas tecnologías, entre otros muchísimos y jugosos asuntos: «En esta época, la presencia de la técnica y de los medios audiovisuales son de tal potencia que no puedes obviarlos. Lo que yo quisiera es que esto se utilizara con un contenido que valiera la pena. No que sea mero efectismo, que es lo que me da miedo a mí. Las pantallas nos han superado [...]», reflexiona Teixidor en el libro, donde Rafael Herra también deja claro que «lo peor que le puede pasar a un artista es que sea previsible».

Teixidor: «Me gusta estar abierto a nuevas visiones y lecturas sobre lo que es mi trabajo, y esto es lo que hemos conseguido»

Estas y otras muchas consideraciones vienen recogidas en este libro de poco más de cien páginas pero bien cargado de sabiduría. Da gusto leer las reflexiones de un artista como Teixidor, un genio de lo abstracto que ha expuesto a lo largo y ancho de todo el mundo. «Dialogar me resulta más cómodo que escribir a la hora de expresarme sobre mi pintura», explica Teixidor a LA VERDAD. «Me gusta estar abierto a nuevas visiones y lecturas de lo que es mi trabajo, y esto es lo que hemos conseguido en estas conversaciones y en el libro», asegura el pintor, que reconoce «disfrutar» cuando se mete en un campo ajeno como el de la filosofía, donde Herrera Guillén le recibe, como no podía ser de otra manera, con la mente y los brazos abiertos. «Es un complemento muy importante de mi trabajo, no se entiende el arte sin la filosofía».

Al otro lado del teléfono, Teixidor admite que, en su opinión, después de tantos años trabajando entre lienzos y pinceles, el arte sigue siendo «lo mismo», y lo único que ha cambiado es «la manera en que nos acercamos al arte». Y, a estas alturas, «han cambiado mucho las cosas en torno al arte. Y está bien que cambien, porque el arte no se puede quedar en un estamento plácido, tranquilo y sin ningún cambio».

Arte e inteligencia artificial

Ahora, explica el pintor, «las posibilidades de expresarse son enormes, variadas y admitidas. Las vanguardias cumplieron su papel, abrieron los caminos que tenían que abrir y, hoy en día, con la llegada de la inquietante de la inteligencia artificial y las nuevas técnicas, el arte se va a tener que posicionar y tomar un frente para poder seguir desarrollándose. Y los artistas tienen que ver de qué manera influyen en el arte los nuevos mecanismos y los nuevos lenguajes».

Herrera: «Una de las lecciones principales del libro, y se nos olvida, es la necesidad de ejercer la libertad»

Rafael Herrera Guillén, por su parte, celebra el «aprendizaje» que supuso para él las conversaciones mantenidas con Jordi Teixidor, «beber de una fuente como esta, que no había encontrado en otros ámbitos, ni siquiera filosóficos». Y, además, poder expresar con el pintor «ciertas ideas que ni siquiera en mi círculo de colegas había tenido ocasión de poner encima de la mesa». En definitiva, «un hallazgo». Un descubrimiento descomunal –por ambas partes– que ahora está a disposición de los lectores.

–De las muchas lecciones que se pueden sacar del libro, incluso de las reflexiones de un genio contemporáneo como Teixidor, ¿con cuál se queda Herrera?

–Una de las principales, y se nos olvida, es la necesidad de ejercer la libertad. No creer que tenemos un camino trazado. Virar e ir hacia donde queremos. Creo que tanto a Jordi como a mí nos ha pasado esto en este momento de la vida. Atreverse a cambiar, que es muy liberador.

Volviendo al libro, hagamos algo de espóiler para entrar en materia. ¿A qué se refieren los interlocutores y autores del libro cuando hablan de 'Las cenizas del Ángel', cuando lo llevan incluso al título del libro? Misma pregunta para dos personas. Teixidor menciona al ángel de Rilke, «ese ángel terrible de la primera elegía. Y las cenizas son los resultados que quedan después de aceptar la posibilidad de que aparezca esa cosa tan especial que se llama arte o que se llama belleza. Y el ángel es el que nos hace considerar que nuestro trabajo tenga momentos de deleite, pero también momentos terribles». Herrera Guillén, por su parte, se refiere a «ese anhelo de verdad y de encuentro con algo genuinamente auténtico que a veces intuimos; como el vuelo de un ángel que te roza, que pasa muy pocas veces en la vida. Eso que te llena pero no puedes atraparlo. Y las cenizas es eso que queda cuando ha pasado ese ángel».

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